"Estuve pensando la forma en la que debería haber escrito esta carta, pero resulta que mientras más lo pienso, suelo ahondar más en cosas sin sentido, así que solo la escribiré..."
"Estaba escribiendo una crónica para poder mandarla en este espacio que con mucho cariño nos brindas, (al menos eso pienso) y me sorprende que deben ser máximo 250 palabras..."
"Señor director, No se imagina usted cuánto me debo a mis personajes. Han sido ellos quienes me han pedido que escriba esta carta. Esos habitantes invisibles, que desde algún rincón de un mundo desconocido tocan mi puerta y me usan como un puente entre su realidad y la mía."
"(No tan) Estimado director, Últimamente me he sentido triste y, como no sé expresarlo de otra manera más sana, lo único que he hecho es procrastinar mi trabajo diario (el que me da de comer) para escribir como un trabajo no remunerado. ¿Crees que la escritura es la ventana hacia el alma? Yo creo que sí..."
"Estimado director, Tinder me tiene podrido, y cualquier otra red social relacionada a conocer personas. Apenas cumplí los 18 años me creé mi perfil. Al principio, como siempre lo hacen estas malditas apps, tuve muchos likes y match. A los nuevos usuarios nos publicitan como si fuéramos los nuevos Brad Pitt."
Con las fiestas patrias recién terminadas, rescatamos este carta de Arlene, quien nos invita tanto a cuestionar a Chile, como a disfrutarlo. Invitación que también secundamos en Calavera Lectora. Siempre secundamos, sobre todo si hay chicha.
Arlenne Vatter abraza la desconfianza en los formatos actuales, sugiriendo que la literatura es un antídoto para tan aburrida enfermedad. Secundamos sus palabras: también creemos que los libros liberan. Y también creemos que el final se acerca. Oremos.
Hugo, conocido en las calles como El Elegante, envía una misiva explorando el poder que la escritura ejerce sobre él, aunque, tras una lectura más detenida pareciera indicar lo contrario: el poder que ejerce él sobre la escritura. "Lo importante es escribir", decía mi tío manco.
Charly nos recuerda dos principios fundamentales para enfrentar la lucidez: 1. El desamor es más grande que el amor y 2. El silencio cuenta como respuesta. Lejos del cliché, desde Calavera Lectora recomendamos siempre la venganza. Suena muy cruel, porque es muy cruel.
Alejandro Carrasco, también conocido (en Calavera Lectora) como Alejandro Castro, nos comparte un consejo (y medio) sobre cómo derrotar a la espantosa hoja en blanco. El problema: él tampoco la derrota. Y está bien. Hay luchas que deben ser eternas.
Además de felicitarnos, Carlawings nos regala un poema que felices leímos y, posteriormente, publicamos, demostrando que nuestra humilde vitrina se alinea, sino con los astros, sí con vuestras expectativas, material mucho más valioso que los vulgares astros.
Bajo el sugestivo nombre de Dr. Amarguete, nos llega esta pataleta en contra el colegio, pero a favor de los libros. Más o menos. ¿Es acaso una exageración? ¿Debería prohibirse la lectura en los colegios?
Jugando con las palabras como quien juega con arcilla, nos escribe Dully unos versos tanto melancólicos como enigmáticos, como deberían ser todos los versos. Nada como el desamor para inspirar buenos poemas.
El primer día de invierno, Ariadna Kyteler nos recuerda el otoño con un poema que nos dejó tiritando. No de frío. Tampoco de miedo. Otro otoño más que nos acerca a la fecha final, perfecto para leer.
Dani nos deleita con una confesión que muchos comparten: la escritura como acto de valentía. Cada letra en carta representa un paso en el camino de la escritura. Desde Calavera Lectora le enviamos un abrazo. Ojalá nos autografíe sus libros en el futuro.
Javier Norambuena recomienda un somnífero perfecto para noches lluviosas. Además de evocar hermosas sensaciones, su principal ventaja es que comenzarás a soñar antes de dormir. Hablamos de libros, por si pensaste que nombraríamos alguna droga. Mal pensados.
Don Oscar advierte: la "hoja en blanco" nos hostigará independiente de nuestra edad. Y tiene razón. Por eso, le mandamos un abrazo junto con una famosa cita de Jack London, que acá practicamos diariamente: "No esperes por inspiración. Debes perseguirla con un garrote."
Almendra envía un poema que aparentemente habla sobre zapatos, prenda encargada de ocultar dedos chuecos y protegernos del pedregoso camino. Sin duda, nuestra prenda favorita. Realmente y metafóricamente.
Charly Moreno monta en cólera contra el borracho local, papel que JAMÁS HEMOS INTERPRETADO. Su opinión nos recuerda que el copete, al ser la droga más consumida, acarrea prejuicios que ocultan los peligros de su consumo: convenientes "borradas de casete", adicciones, desmesura y malos cuentos.
Bajo el nombre de "Autor Desconocido" nos llega este alegato contra la realidad. En parte, lo compartimos: la literatura es una ventana apuntando al interior de otro. Por lo tanto, es otro mundo.
Como en Calavera Lectora consideramos que el coqueteo es literatura, compartimos este relato enviado por "Niña Linda". ¿Cómo el amor puede transcurrir en un Registro Civil?
Kodata nos envía poéticos párrafos indagando los alcances el infinito: aquello que nuestra condición mortal nos impide conocer a cabalidad ¿O no? Como nadie sabe qué pasa después de morir, dejamos abierta la interrogante.
Soffia Cavilar nos recuerda que la adultez, además de un montón de deudas, también es una careta que mantenemos para fingir que todo funciona, cuando, en realidad, todo se derrumba tan, pero tan lentamente, que nadie lo nota.
Ariadna Kyteler inicia su misiva afirmando que su carta es "un poema de los días oscuros". Y cumple la promesa. ¿Por qué la oscuridad luce tan bella? ¿Acaso mucha luz encandila?
Vikcy nos regala este poema que, como buen poema de desamor, es también una velada amenaza: cuidado con enamorarse, pero, al mismo tiempo, ojalá que te enamores.
Por sencillas que parezcan, no hay preguntas sencillas de responder. Un buen ejemplo es la pregunta de Daniel, quien envía una consulta con total inocencia, pero que no dejó dormir a quien escribe estas palabras.
Los comediantes pecan de tomarse el humor en serio, exponiéndose a la furia del público. En otras partes del mundo esto carece de importancia, pero en Chile es representativo del carácter nacional. Alejandro Castro opina sobre la mentada rutina en su concisa carta.