Carta enviada el 26 de febrero.
por Rubén Gacitúa
Estimado Director:
Sin entender desde qué vertiente de mi naturaleza humana nace esta pulsión, me siento investido para la misión de mejorar este mundo, de ornamentarlo, de hacer que la justicia social se imponga como norma y que la decencia deje de ser un sarcasmo. Vivo en mi mundo atrabiliario donde los hoyudos son personajes llenos de fama y privilegios y los verdaderos prohombres, son relegados de los medios de comunicación social. Punto aparte, los nativos no digitales somos excluidos, no solo técnicamente, si no también por intereses sociales, de esta maravilla que deberían ser las redes sociales y su utilidad para la educación y la socialización del conocimiento. Por vivir en un país enfermo de clasista, materialista y capitalista, donde además el mundo del arte es tremendamente amiguista, se me ha dificultado el desarrollo como artista y mi interés por el mundo intelectual. Buscando a los de mi tribu para compartir el fuego, así como una higuera donde arrimar mi rancho y un mampuesto donde disparar a los jotes, lanzo esta botella al mar.
Atte
Rubén Gacitúa
Declarado Poeta Profesional por un burócrata del Consejo del Libro, hace ya varios años