Señor Director:
Septiembre otra vez. Las banderas cuelgan como tumores en los balcones, y la pregunta cae de cajón: ¿Qué mierda es la patria? ¿Un pedazo de tierra que sangra?
La patria… qué palabra más rara. Para algunos, un lugar sagrado. Para mí, la patria es un monstruo que se nos escapó de las manos, un incendio en la periferia mientras todos fingen que no pasa nada. Es un mapa que alguien rompió en pedazos y tiró al mar.
Y a pesar de todo, seguimos hablando de patria. Como si aún importara. Como si las palabras no estuvieran vacías. La patria es el delirio de un borracho en una fonda, una sombra que se estira y se difumina derrotada. No hay nada heroico en ella. Es un espejismo al que nos aferramos porque es más fácil que admitir la verdad: que la patria nunca fue nuestra, que siempre estuvo en manos de otros.
Y, sin embargo, cuando la caña te despierta agonizante después de un vía crucis etílico, con una empanada en la mano, descubres que aún hay patria, cuando desde el parlante del vecino curahuilla suena a todo chancho, a las diez de la mañana, en clave de cueca: ¡Ay vida...despertarse en la mañana...!
Y te sientes contento de ser chileno.
Arlenne Vatter
Su libro:
https://www.amazon.com/author/antonionavarrete
Hola Arlene.
Me ha gustado tu publicación. Soy extranjero y llevo nueve meses viviendo en Chile. De donde soy (Honduras) las fiestas patrias no se celebran, o celebran menos y de una forma poco emocionante. Es decir, allá yo también siento que la patria no es nuestra y que yo tampoco soy de la patria.
En Chile veo más movimiento, alegría y fervor. Y aunque en gran parte todo sea, como decís, el delirio de un borracho en una fonda, me niego a pensar que ese es el caso en todos los chilenos.
La parte final de tu comentario: «descubres que hay patria», me gusta, porque al final depende de uno descubrir su patria (aunque estemos con caña) y no dejar que nos la quiten. Depende de uno que la palabra no pierda su significado.