(No tan) Estimado director,
Últimamente me he sentido triste y, como no sé expresarlo de otra manera más sana, lo único que he hecho es procrastinar mi trabajo diario (el que me da de comer) para escribir como un trabajo no remunerado. ¿Crees que la escritura es la ventana hacia el alma? Yo creo que si, ya que mientras más mal me siento más inspiración aparece en este cerebro mohoso.
¿Me debería dejar arrastrar por la herrumbre para así sacar a flote los mejores escritos? ¿Será porque consumo a escritores que se han perdido en los excesos para escribir? O quizás es al revés, escribir e intentar vivir de eso te lleva por un camino perdido, que te va consumiendo para dejar salir por tus dedos las ideas.
No quiero agotar todas mis energías en algo no productivo, pero al mismo tiempo me carcome la idea de que todo lo que hago debe producir para ser alguien útil. Miro mi cara y me pregunto qué quiero ser, a qué quiero dedicar los pocos años que tengo, pero todo es borroso y solo me queda escribir, para escapar o para aterrizar esos sentimientos confusos.
Querido director, lo siento por abrumarle por preguntas sin respuestas, pero me ha ayudado para liberar un poco el corazón y seguir con el trabajo duro de una asalariada.
Mory Romys