Señor Director:
Acabo de descubrir que existe algo llamado "alucinosis alcohólica", que es una suerte de trastorno psicótico temporal producto de la intoxicación por copete. A diferencia del "deliriums tremens", que aparece como efecto de la abstinencia luego de siete días corridos sin que un alcohólico consuma bebidas etílicas, y que hace ver desde conejos amarillos hasta gorilas al alcohólico en abstinencia, esta afección ocurre ipso facto, apenas cede la cuota máxima que un individuo puede soportar estando cuerdo. Y no hace ver animalitos ni figuritas infantiles, sino que convierte al alcohólico en un verdadero demonio, un potencial asesino, criminal o en el mejor de los casos, en un acérrimo enemigo. ¿Lo peor sabe qué es? Que después de esos intervalos supuestamente no se acuerdan de nada, y, aunque la gente alrededor les diga lo que osaron decir, hacer o no hacer, ¿ellos qué responden? que solo fue un "jugo". Le quitan todo el peso a sus actos justificando su actuar producto de unas "chelas de más", y lo peor de todo es que socialmente pareciera que no hemos cambiado nada como sociedad, al mirar al curaito con un dejo de lástima. Pues déjeme decirle señor director que donde abundan los curaos privilegiados, abundan las regalías hacia sus personas, de manera que los agentes vulnerables se vuelven aún más vulnerables frente a un "weon copetiao", sino, explíqueme usted por qué un borracho acosador es más bien un "curao cargante", por qué un borracho violento es un "weon jugoso", por qué un borracho que denosta a los demás es simplemente un curao pajero. ¿Por qué no decimos las cosas por su nombre? El vino es para los tristes, ya lo decía Ovidio, el fruto de la vid para los pobres que sufren y el pan de cada día, según el Evangelio, el elixir de los dioses, según La Iliada, el premio del jornalero, según El Quijote de La Mancha, la plusvalía del esfuerzo, según García Márquez, la sangre del pueblo hacia el pueblo, según Guayasamin, y tantas referencias más. Pero las innumerables chelas del progre atormentado por su traumas infantiles (según lo que le dijo el psicólogo de turno) se toma en una noche no son más que excusas para evadir su pajerismo.
Ese ser que se dice atormentado y que después de dejar la escoba la noche anterior, al día siguiente se excusa del "jugo" de la noche anterior (avalado por el resto), jugos que quedan ipso facto perdonados y saneados al ser "confesados" o reconocidos desde una suerte de caña moral al que más de alguno de los que confiesan y perdonan al ofensor han estado previamente sometidos, y ahí queda todo, literalmente, perdonado, obviado, omitido, silenciado, desaparecido por la justificación etílica del weón curao.
¿Qué opina Ud. señor director? ¿Estaré siendo moralista? ¿Será porque he visto mucho de esto en mis andanzas? ¿Serán las malas juntas? Cualquiera sea la opción, se me hacen insoportables todos los curaos, en especial, aquellos que andan dando "jugo" con el marrueco abierto y meaos.
Charly Moreno