Estimado director,
Escribo este breve párrafo, para dar a conocer mi estado de ánimo. Que de tantas noches en vela por semejante lluvia y mal tiempo, que con la fuerza del soplo del viento, se han caído hasta las latas de zinc del techo, ya he podido reconciliar el sueño.
No es por automedicarme, o recurrir a un doctor, que solo se aprovechan del estado de salud de los enfermos. Es por el simple hecho, de leer. Aunque parezca increíble, pero estaba horas, después menos frente a un libro leyendo. Y en vez de estar contando ovejas, con la imaginación adquirí la voluntad de viajar a lugares de apacible armonía, donde incluso les podría asegurar sentí aromas o perfumes agradables al sentido del olfato.
Así es, confío en ustedes. Que seguro, están leyendo estas sensibles frases. Por que la sana lectura, realmente me ayudó. Ahora bien, qué tipo de libro leer, para las noches de insomnio. Me beneficié, con cuentos, poemas, fábulas y leyendas. De muchos autores, pero les recomiendo, las fábulas de Esopo.
Atentamente
Javier Norambuena