Estimado director,
Tinder me tiene podrido, y cualquier otra red social relacionada a conocer personas. Apenas cumplí los 18 años me creé mi perfil. Al principio, como siempre lo hacen estas malditas apps, tuve muchos likes y match. A los nuevos usuarios nos publicitan como si fuéramos los nuevos Brad Pitt. Ya han pasado 2 años y no he podido concretar una relación con alguna fémina. Y tampoco me refiero únicamente a una relación sexual o romántica, si no que ni de amistad.
Pero esas redes sociales tienen un no sé qué, que siempre te tienen con una leve esperanza, con la mínima opción de que por fin lograrás concretar con tu nuevo match. Pero no, es volver a caer en lo mismo. Y seguir deslizando, de izquierda a derecha. Nos vendemos. Tinder es una vitrina en donde posteamos nuestros cuerpos. Nuestra piel, rostro, curvas, son acompañados por unas palabras en la descripción tan vacías como artificiales.
Eso me tiene podrido. Quiero conocernos más allá de esas figuras perfectas que fotografiamos y pegamos en esa vitrina. Sentir que estoy conociendo genuinamente a una persona y no a un montón de megabytes.
Claudio Aguirre Ponce