Carmen Berenguer. Imagen extraída de Memoria Chilena
El ojo vigila y comparte el conjuro
de las seminales trompas
esculpidas en la frontera:
La difama
Contra el diáfano suspiro
el monte la monta
montándola la flamea:
A media asta percal
Lo sabía te me lo ibas
Te me lo fuiste te me lo ibas
De los ojos te me fuiste de la boca
La iba a decir y la obligó
Entre los ojos y los labios
La obligó
En la pelvis
La iba a decir
Aquí dentro llaga
temblorosa
Llaga Está llagando
La están limpiando
Primero La primera
la última La santa y yo
en los brazos de la abuela
la de los inciensos
obligada en el desconcierto
de mi sonrisa La Última
extraviada después del manto
En la penumbra de la tierra
En la calle sin bramar cuentan
La noche violeta y la luna
salió comendo al escampado sitio
con el lechoncito en los brazos
despavorida
por la ribera triste
atravesando patios
sin ropa
La manta quedó en la tierra
tibia y extensa
Venid a verme como sufro
Venid a verme los malditos
Los gusanos abren sus mandíbulas
Esparcen mi cuerpo y yo gozo
Las luces llameantes del sol
Entreabren sus rayos los labios
Vertiendo el calor sobre mi cuerpo
Dejándolo vivir ardiéndolo de a poco
Venid a ver este arder.
De dónde esta mueca
Esta boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
De acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida.
Y esta lengua de loba despistada
Que te lame.