De este reparto de la ausencia
donde nos conduce todo dolor
nos queda la fuerza de ser.
De ser únicamente.
Por los días que hemos estrujado
y lanzado sobre la cesta del tiempo.
Por las horas de silencio abortado
que llevaba en él nuestra quietud.
Por las noches cedidas a la escritura:
Noches de duelo, crespones de sueño.
Únicamente ser.
Por las manos tan mal estrechadas,
los rostros tan rápidamente olvidados.
Por los años perdidos vanamente
justificando nuestra existencia por el trabajo.
Por todas las formas de restricción
que van curvando nuestro cuerpo hasta el suelo.
El arte desaparece donde comienza la vida.
¡Fuerza de ser!, debilidad de vivir,
gritos que brotan de nuestras gargantas oprimidas,
dedos de hierro de leyes usurpadoras
que amoratan nuestra carne soberana.
Exijo el derecho de ser escuchado
si mañana se despierta la libertad.
Espero que la sombra me separe del día
y que fuera del tiempo, bajo un cielo sin techo
la noche me acoja donde mejor sé morir.
Si mi destino está sobre la tierra, entre los hombres
preciso será aceptar en mí aquello que me definió
puesto que no quiero ser otro que yo mismo.
Mi nombre, mi rostro, todo aquello que no me pertenece
lo doy como forraje al público insaciable,
mi verdad la comparto con los míos.
No vivo en la superficie, mi morada está más profunda
el malentendido no viene de mí: nada tengo que ocultar
si no sé adónde voy, sé con quién voy.
Mi parte del trabajo es asumir mi libertad
lo digo a fin que más tarde nadie se asombre:
lucharé hasta que me reconozcan vivo.
Mi patria está sin nombre, sin tachas
hay una verdad en la subversión
que nos devolverá nuestra pureza encarnecida.
Y si debiera equivocarme, eso nada cambiaría
hacer reventar los sistemas es el único juego aceptable,
el movimiento es la única manera de permanecer vivos.
Mi amor lo doy al hombre o a la mujer
quien me acompañará en este periplo incierto
donde velan la angustia y la soledad.
Y yo no cerraré los ojos, ni los bajaré.
a Isabel Holger Dabadie
a Luis Martínez Villablanca
(Interrogar a las ventanas
sobre la absoluta transparencia
de los vidrios que faltan).
a. La casa que construiremos mañana
ya está en el pasado y no existe.
b. En esa casa que aún no conocemos
sigue abierta la ventana que olvidamos cerrar.
c. En esa misma casa, detrás de esa misma ventana
se baten todavía las cortinas que ya descolgamos.
* "Quizás una casita en las afueras
donde el pasado tiene aún que acontecer
y el futuro hace tiempo que pasó".
(De T. S. Eliot, casi).
a L. v. B.
(Study for a conversation piece).
1. El oído es un órgano al revés; sólo escucha el silencio.
2. Si el oído no fuera un órgano al revés, es decir, un órgano hecho para escuchar
el silencio, sólo oiríamos el ruido ensordecedor que producen las galaxias, ne-
bulosas, planetas y demás cuerpos celestes en sus desplazamientos a través de
los enormes espacios interestelares.
3. Los sonidos, ruidos, palabras, etc., que capta nuestro oído, son realmente
burbujas de silencio que viajan desde la fuente emisora que las produce has-
ta el órgano receptor de silencio que es el oído.
a R. I.*
Ubicado sobre la repisa de la habitación
el gato no tienen ni ha tenido otra tarea
que vigilar día y noche su propia porcelana.
El gato supone que su imagen fue atrapada
y no le importa si por Neurosis o Esquizofrenia
observado desde la porcelana el mundo sólo sea
una Pequeña Cosmogonía de representaciones malignas
y el Sentido de la Vida se encuentre reducido ahora
a vigilar día y noche la propia porcelana.
A través de su gato
la porcelana observa y vigila también
el inmaculado color blanco de sí misma,
sabiendo que para él ese color es el símbolo pavoroso
de infinitas reencarnaciones futuras.
Pero la porcelana piensa lo que el gato no piensa
y cree que pudiendo haber atrapado también en ella
la imagen de una Virgen o la imagen de un Buddha
fue ella la atrapada por la forma de un gato.
En tanto el gato piensa que so él y la porcelana
no se hubieran atrapado simultáneamente
él no tendría que vigilarla ahora
y ella creería ser La Virgen en la imagen de La Virgen
o alcanzar el Nirvana en al imagen del Buddha.
Y es así como gato y porcelana
se vigilan el uno al otro desde hace mucho tiempo
sabiendo que bastaría la distracción más mínima
para que desaparecieran habitación, repisa, gato y porcelana.
*(La casa de R. I. en Chartres de Francia, tiene las paredes, el cielo raso,
piso y muebles cubiertos con fragmentos de porcelana rota).
Los poemas de Juan Luis Martínez son sin duda una experiencia visual intrincada, casi imposible de reproducir, acá presentamos algunos que pudimos transcribir de La Nueva Novela y un artículo de Memoria Chilena.