Estimado Director:

Sin perjuicio ni insistencia de mi carta anterior quería contarle a mi indolente audiencia, colegas, casuales y pasajeros del tren del ocio y la lectura, que hoy solo escurre pena por estas negras venas, bombeada por un corazón marchito. Siendo el llamado príncipe de las tinieblas, hoy soy humildemente El diablo Escribano o lo que queda de él….

Ella me ha dejado, si señores así como leen, el Diablo fue herido por el dulce beso del arma más letal creada jamás, una mujer…. Siendo este acontecimiento una bonita relación posterior a mi desempleo y otra tanda de acontecimientos que me hundieron, porque como sabrán el infierno está en crisis señores, opacado por la maldad creciente de la sociedad de estos mortales igualados.

Ella fue un mana dulce que hacía eones no probaba, pero no soporto estar con el Diablo, menos aún cuando mi economía psique y corazón se caían a pedazos por asunto caprichoso del azar… Dios director!!!! Aún la extraño en estas noches de verano, aun en mi somnolencia estiró la mano buscándola solo para encontrarme de frente con la fría realidad, siendo representante infernal de los pecados capitales y del lado más oscuro, opté por renunciar a ella esperando sea feliz, creo que estas nuevas experiencias director están humanizando al tan aclamado Belcebú…. Siento miedo director, siento que me estoy humanizando y contrayendo los dolores que inspiran el arte humano……..

El Diablo Escribano

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