Mi muy estimada Calaverita…

Estoy aquí para manifestar mi impresión de los horrores que he presenciado, siendo yo el Diablo debo comentarles la náusea que me ha provocado esta pequeña vuelta entre los mortales.

Luego de mi salida de mi tan querido infierno, no quise ir demasiado lejos y fui al lugar más infernal y putrefacto posible, para ganar una modesta suma que me permita cubrir mis amados vicios, la oficina de reclamos e informaciones del hospital. Mi querida calaverita usted comprenderá que siendo yo el mismísimo diablo, Lucifer estrella de la mañana, el chamuco para los cuates no hay maldad o mal intención que me asombre, pero aquí donde se teje el dolor de los pacientes encontré almas sucias y degeneradas que me hicieron sentir orgulloso, pero me hicieron notar que los siglos vividos me han oxidado un poco.
Imagina tu calaverita, negligencias médicas, pacientes que se van en peor condición de cómo llegaron, largas listas de espera, agónicos en esperas interminables en salas sin una silla decente donde descansar sus marchitas almas, una lágrima de emoción recorrió mis mejillas, no cabía más orgullo en este pecho escarlata.

Mi horror vino después, pelambres, cinismo, sabotajes entre compañeros, mi jefa dándome un sermón por inventos de mis propios compañeros que incluso me servían el café matutino, descuentos por ausencias justificadas, calaverita!!! Incluso yo cansado de tratar estos mequetrefes exclamé ¡oh Dios mío! Imagina lo bizarro que fue!!!! El Diablo exclamando a Dios!!!! Ya asqueado volví a la caverna infernal donde salí y en ese punto pude valorar la comodidad de mi propio infierno!!!
atte a Ud,

El Diablo Escribano!!

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