Carta enviada el 26 de julio.
por Rayenko
Estimado director,
¿Qué queda por hacer que no se haya hecho?, pensaba hoy al despertar, mientras veía por la ventana este día gris de julio. Buscar un trabajo part-time para complementar el sueldo, escribir algún texto sin sentido, quizá… caminar por la feria de las pulgas y buscar algún libro usado, de esos de la editorial Ercilla, tan recomendados por el profe Waldo. En ocasiones, encuentras notas olvidadas en ellos, pequeñas cartas, como la que hallé hojeando El burlador de Sevilla. Era el año del plebiscito nacional de Chile durante el régimen militar, y Roxana Gutiérrez nunca recibió la tarjeta de Patricio Soto: “Feliz Navidad y un esperanzador feliz año”.
Adosado a la carta, venía un calendario de bolsillo de “100 Pipers Scotch Whisky”, que marcaba la fecha: 1989. Es 2025, y el futuro nunca se sintió menos esperanzador…
Abrir libros y desatar esperanzas viejas, que salgan a volar como polillas maltrechas. Que revoleteen con las nuestras, un poco más blancas, pero polillas igual.
Querido Calavera, me embarga un sentimiento de desasosiego. Falta de vitamina D, quizá. Esperemos que mis palabras se tornen relucientes en primavera, con un poco de sol aguado y amarillo aromo. Por ahora, solo me quedaré hojeando libros viejos llenos de humedad.
Le saluda, con un poco de somnolencia azulada,
Rayenko.