
Carta enviada el 13 de noviembre.
por Amaryn Darel
Señor director
En estos días cargo con una angustia que muchos conocen: el desamor, esa pérdida que vacía el pecho y deja un eco frío en los huesos. Debería estar celebrando la vida, pero en cambio me arde una pena que no sé apagar. Recuerdo su sonrisa llena de luz, esos ojos que alguna vez me hicieron sentir viva. Nunca imaginé que quien movía mis fibras también podría destrozarme el alma.
A todas las calaveras que me leen: vivan, aun con el peso del dolor. Los recuerdos no desaparecen; solo se cubren de polvo mientras nuevos momentos intentan ocupar su lugar. Yo seguiré siendo un alma herida que aún cree en el amor, que vive y seguirá viviendo por él.
Dicen que los sentimientos vuelven “locos” a muchos. Hoy entiendo esa frase: quizá ese loco es solo alguien que busca amor, alguien que lo perdió o alguien que aún no aprende a dárselo a sí mismo.
Atentamente,
Una calavera más
Amaryn Darel